Publicado originalmente en Acordes Modernos.
Carlos Ann. | Facebook del artista.
(Grecia Monroy.) Tras haber visto, el pasado viernes 3 de junio, a Carlos Ann en concierto, reviviendo con intensidad desbordante las canciones de El Tigre del Congrés (2010), y tras haberme quedado fascinada con varias entrevistas en las que quedaba de manifiesto la “mística” que rodea el proceso de composición y de performance musical del cantante barcelonés, la idea de entrevistarlo se volvió irresistible.
Pude hacerlo hace algunos días, en una librería de la colonia Roma, en la Ciudad de México, poco antes del regreso de Carlos a Barcelona —donde terminará, por cierto, de mezclar y masterizar su próximo álbum. La entrevista la hice junto con una amiga que, de hecho, fue quien me presentó musicalmente —hace ya más de diez años— a Ann, al recomendarme y prestarme dos de sus CDs: Descarado (2005) y Bushido (2003). Eso nos hizo pensar que el acontecimiento de la entrevista tenía, al menos para nosotras, un peso medio histórico y, por qué no, medio poético. Esto último se reafirmo, además, por los temas tratados y porque Carlos Ann tiene una presencia que invita a lo poético…
Ésta es, pues, la entrevista en la que, mediado por sus lentes oscuros, Carlos Ann nos habla sobre la gira de El Tigre y varias cosas físicas y metafísicas más.
El “regreso” de El Tigre del Congrés
P: ¿Cómo surgió la idea de revivir la gira de El Tigre del Congrés?
R: Nos había quedado pendiente volver a estar juntos [Ann, Juan Carlos Allende y Enrique Rodríguez Castañeda, los guitarristas que lo acompañan]. Siempre lo hablábamos durante estos años. Buscamos de cierta manera como un leitmotiv, algo para volver a juntarnos. Pero yo no lo he hecho para revivir el pasado, sino para intentar proyectar hacia el futuro, porque tengo ganas de volver a grabar con ellos, de volver a intentar algo con lo que ya nos conocemos. A ver qué puede surgir a partir del conocimiento. En el primer disco, nos acabábamos de conocer. Ahora ya con seis años de distancia y de trabajo, pues cambia mucho.
P: ¿Cómo te sentiste en el concierto del Segundo Piso Live en Azcapotzalco?
R: Bueno, era el primero y el primero siempre es para lanzar las canciones y a ver qué ocurre. Pero bien. Creo que volvió a surgir la magia, la química, entre los tres. Hacía tiempo ya, creo que eran seis años, que no tocamos juntos, pero estoy satisfecho.
P: En ese concierto, cantaste “Las oportunidades” de Andrés Calamaro. ¿Estás en una etapa en la que te sientes directamente relacionado con esa canción o fue más una elección por gusto?
R: Es porque me gusta esa canción. Si te abres al mundo de las oportunidades puedes recibir ofertas… Es una canción que escuchaba mucho tiempo atrás, cuando salió. Después estuve mucho tiempo sin escucharla. Cuando hice el set-list me vino a la cabeza.
P: ¿Tienes algún ritual antes de subirte al escenario?
R: Manías no tengo. Hace años sí que era muy maniático, pero un día rompí con eso. Creo que las manías antes de subir a un escenario son el reflejo del miedo. Lo que sí hago es purificar el escenario, limpiarlo antes: poner una música que no es audible a los oídos, pero que sí que son cosas que limpian, e intentar acomodar un poquito el escenario y el camerino. Usualmente los lugares en los que te presentas están abarrotados de energías atascadas, hay memoria en la pared, hay muchas entidades. Es lo que hago para poder estar a gusto.
La composición de canciones y una teoría del tiempo
P: En otras entrevistas has hablado sobre que el proceso de composición de las canciones de El Tigre del Congrés fue muy “espiritual”. ¿Siempre ha sido así o varía de disco a disco?
R: Siempre va cambiando. Es que está en movimiento. Nosotros somos seres que estamos en movimiento. Somos como una vibración, un fractal. Cada disco es diferente y cada canción es diferente. En el disco de El Tigre del Congrés, las canciones me venían dictadas. Recuerdo que lo pase muy mal; el proceso fue duro, fue doloroso. Recuerdo que estaba en la casa que tenía en Barcelona, tomándome una botellita de vino, tranquilamente tocando la guitarra y de repente me venía dictada la canción; la grababa, porque no la podía escribir. Lo que duraría la canción es lo que duraba la composición. O sea que es a tiempo real. Cuando acababa, me entraba un dolor terrible y me iba de rodillas, caminando por el suelo hasta la otra punta: “¡qué dolor, qué dolor!”. Cuando se me iba el dolor, me volvía a sentar y me venía otra canción. El dolor es físico, pero no nace de lo físico, sino de los cuerpos que tenemos. Eso me ha pasado. Pero no en todos los discos. Son procesos diferentes. Hay disco que son como más tranquilitos… Yo igual intento que una composición no dure más de un día. Tiene que acabarse en el mismo día —y ya un día me parece mucho. Si no, se pierde el instante. Nunca podría hacer de estos discos que dicen “me he tardado tres años en componerlo”. Sí que tardo tres años en componer o en que me venga la canción a mí. Pero lo que es la creación, es rápida.
P: ¿Hay alguna canción que hayas escrito tiempo atrás que hoy en día te transmita algo distinto al por qué la escribiste?
R: Muchas canciones. Hay canciones que las he escrito y no las entendía. Al cabo de unos años, una situación se me ha planteado y resultaba ser la canción misma. Eso también a Lou Reed le pasaba: había canciones que escribió hace cuarenta años, no sabía lo que significaban y después encontró el significado. Y sí que pasa porque el tiempo no existe… Bueno, tampoco voy dar una charla metafísica, pero… El tiempo no existe. Yo no creo en el tiempo.
P: ¿Hay alguna canción de cualquier artista que te ha dado la sensación de que la pudiste haber escrito tú?
R: No una: infinidad de canciones. Porque las canciones no son del artista. Están en el mundo de las ideas. Nosotros lo que hacemos es bajarlas aquí a este plano. Considero que las canciones están dictadas.
P: ¿Alguna vez has tenido una etapa en la que te hayas sentido estancado para componer?
R: No. Afortunadamente, no. Pero siempre que hago un disco tengo el temor. Hay un cierto temor porque vas a componer canciones y no hay nada; hay un papel en blanco. El papel en blanco es un abismo, no sabes hasta dónde te lleva. Y eso sí que en cierta manera te da mucho respeto. Pero rápidamente te sale una canción, luego otra y otra, y ese temor se va desvaneciendo. Luego sí que pasas una fase de comparación de las canciones que estás haciendo actualmente, con las del pasado, del último disco. Pero lo que es temor por quedarme estancado, no.
“El papel en blanco es un abismo, no sabes hasta dónde te lleva”. | Archivo.
Un test de canciones y el trabajo en los discos
P: Si le presentáramos a Carlos Ann a alguien que nunca lo ha escuchado, ¿qué canción le recomendarías que fuera la primera que escuchara?
R: La última que hubiera escrito. Energéticamente, sería lo que más tendría en común conmigo, la última.
P: Si tuvieras que definir en dos canciones lo que fuiste y lo que eres ahora, ¿qué canciones serían?
R: Yo creo que el inicio sería “Sólo soy un hombre solo acompañado” y “Queda tiempo para morir”. Actualmente, no sé… Claro, es que estoy pensando en el disco nuevo que estoy haciendo que no habéis escuchado, así que no vale la pena hablar de ello. No lo sé… Sería “Paz y hogar”.
P: Si resumieras tu carrera artística en una frase, ¿cuál sería?
R: Evolución.
P: ¿Tú te involucras cuando se hace el diseño de marketing de tus discos?
R: Siempre estoy ahí, pero sí que dejo que el artista reinterprete la obra. Dejo unas directrices, más que nada para que el disco sea un concepto. A mí no me gusta todo. Entonces si estás hablando de un disco triste y van a poner cosas divertidas, pues no.
P: Recuerdo que el sitio web de Descarado era animado y, ese momento, me pareció muy innovador. El concepto era como un bar…
R: Sí, era un bar. Había como una televisión al fondo que se prendían, las botellas, el tocadiscos… Estuvo muy bien. En esa época conté con un equipo maravilloso. Me involucro bastante, pero dejando jugar.
Carlos Ann vuelve a Barcelona a terminar su próximo disco. | Foto: Contracultura.
El personaje, el mundo poético y la sobreinformación
P: ¿Hay una diferencia entre el tú de las canciones y el “real”? Esta pregunta es casi un lugar común, pero los que escuchamos las canciones a veces somos ingenuos…
R: Todos tenemos multi-personalidades. Todos. Es un concepto astrológico. Evidentemente, yo despierto por la mañana y hago cosas como todo el mundo. Pero el 90% de las cosas tampoco son muy comunes. Sin embargo, no me alejo: lo que canto es real, lo que canto es puro. Nunca he escrito una canción que no fuera de verdad.
P: En alguna otra entrevista dijiste que vivimos en un mundo poético, ¿eso nos determina a hacer actos poéticos?
R: Ojalá se hicieran actos poéticos constantemente. Ojalá el mundo real fuera poético. Es cuestión que elijas lo que quieres, dónde quieres estar y dónde quieres ver el mundo. Si quieres ver un mundo crudo, lo vas a ver. Si quieres embellecer con actos poéticos o con impulsos positivos, vas a estar ahí. Yo prefiero estar ahí. Ver todo como si estuviera dentro de algo bello es un acto poético que no cuesta nada.
P: Te vimos este fin de semana entre el público en el concierto de Rubén Pozo y, hace unos meses, en el de Christina Rosenvinge. ¿Sueles estar al tanto de lo que hacen tus colegas?
R: Sí, pero lo que llega. Tampoco tengo una obsesión de información. No tengo una necesidad, como muchas personas, de estar sobreinformada. Hay tanta información… Estaba en una entrevista con Miguel Solís, quien nos ha contado que cada dos días hay la misma información, ahora, que desde 1800 y pico a 1870. ¡Cada dos días! Tampoco tengo la necesidad de la información porque es imposible. No tengo una luna de Géminis que me haga tener la curiosidad de una sobreinformación; la tengo en Tauro: me gusta tomar vino, comer bien. Me preocupa más por la noche comer bien que ir a descubrir algo.
P: ¿Sigues viviendo en México?
R: Ahora me regreso a Barcelona. No tengo hogar fijo. La Tierra es mi hogar. Me he desapegado mucho.
P: ¿Te gustó vivir aquí?
R: Sí, me encanta. Estoy aprendiendo de la cultura y estudiando cositas de México a nivel tribal.
P: ¿Qué proyectos se avecinan?
R: Ahora, acabar mi disco nuevo, me queda poquito. Voy a Barcelona a grabar la parte final, a mezclarlo y a masterizarlo. Después, a lo mejor con el Tigre del Congrés volveremos a hacer unos conciertos. Ya veremos. Hay bastantes planes… Si puedo escribir algún librito más de poesía, también…