Traducciones de los 17 artículos de Michael Waldrep sobre la expansión urbana de la Ciudad de México

Finalmente terminé un proyecto que empecé hace varios años y que, por diversas ocupaciones y algo de desidia, había dejado abandonado. Me refiero a la traducción al español de los textos que Michael Waldrep publicó en el blog de National Geographic entre octubre de 2014 y junio de 2015, como parte de su proyecto como becario de Fulbright-National Geographic Digital Storytelling Fellows, dedicado a la documentación de los procesos de desarrollo urbano en las afueras de la Ciudad de México.

Las fotografías que Michael publicó en su Instagram y los textos de dicho blog fueron de los primeros acercamientos que tuve a otras formas de pensar las periferias urbanas de la Ciudad de México, entre las que está Ecatepec de Morelos, lugar de donde soy y al que ya le he podido dedicar algunas páginas de reflexión.

Michael escribió esta especie de diario textual y fotográfico de viaje en inglés, por lo que me pareció oportuno, como pude comentar directamente con él, ofrecer versiones en español que pudieran, quizás, tener un mayor alcance entre los interesados en el tema de las periferias urbanas, que, afortunadamente, creo que cada vez son más. No soy traductora profesional y muy seguramente habrá más de una falla o errata en los textos, cuyo señalamiento será más que bienvenido en los comentarios de este blog.

A manera de recopilación e índice ordenado de estas 17 entradas, las enlisto y enlazo a continuación, precedidas de unas palabras del propio Michael, en el último de sus artículos, que, creo, son una buena clave para entender lo que él ha hecho en estos textos:

“Si conoces un poco de la gramática del entorno construido y te detienes a leerlo, una ciudad es un libro abierto, un registro público de su propia creación y del tiempo que ha transcurrido entre ese momento y el que uno está experimentado”.

  1. Michael Waldrep, “Comprendiendo el significado de «sentido de lugar»” (traducción)
  2. Michael Waldrep, “Hacia el exterior desde dentro: la ciudad de México” (traducción)
  3. Michael Waldrep, “Cuautitlán: un diario acerca de vivir en los suburbios de la ciudad de México” (traducción)
  4. Michael Waldrep, “El viaje de regreso: dejar Cuautitlán y el Tren Suburbano” (traducción)
  5. Michael Waldrep, “Cómo los proyectos de vivienda a las afueras de la ciudad de México dan paso a nuevas necesidades” (traducción)
  6. Michael Waldrep, “El crecimiento urbano: la ciudad de México a través del tiempo” (traducción)
  7. Michael Waldrep, “Riqueza y expansión urbana en la Ciudad de México” (traducción)
  8. Michael Waldrep, “Ciudades satélite: los primeros suburbios de la Ciudad de México” (traducción)
  9. Michael Waldrep, “Tlatelolco y el sueño modernista en la Ciudad de México” (traducción)
  10. Michael Waldrep, “El ocaso en Tlatelolco: viviendas modernistas y las semillas de los suburbios” (traducción)
  11. Michael Waldrep, “Escenas de Neza: la ciudad mexicana que se hizo a sí misma” (traducción)
  12. Michael Waldrep, “Las ciudades desconocidas de México: Naucalpan y Ecatepec” (traducción)
  13. Michael Waldrep, “Caminando hacia la ‘edge city’ corporativa de México” (traducción)
  14. Michael Waldrep, “Exploraciones en la Ciudad de México suburbana, un trayecto fotográfico” (traducción)
  15. Michael Waldrep, “La ciudad contemporánea en sus límites: Santa Fe, Ciudad de México” (traducción)
  16. Michael Waldrep, “La nueva cara de la vivienda de interés social en los suburbios de la Ciudad de México” (traduccion)
  17. Michael Waldrep, “Sobre regresar y seguir adelante: el término de mi beca Fulbright-National Geographic” (traducción)

Por cierto que Michael Waldrep tiene su propio sitio web personal y, asimismo, uno titulado «La Ciudad Actual» que está dedicado enteramente a mostrar los resultados de su estancia e investigación en diversas periferias de la Ciudad de México.

Michael Waldrep, “Sobre regresar y seguir adelante: el término de mi beca Fulbright-National Geographic” (traducción)

Original: Michael Waldrep, “On Returning and Continuing On: The End of My Fulbright-National Geographic Grant”, publicado por Michael Waldrep en Fulbright National Geographic Stories el 30 de junio de 2015.

Traducción: Grecia Monroy Sánchez (17 de 17)

*Las fotos y enlaces incluidos aquí son los que aparecen en el artículo original.

Sobre regresar y seguir adelante: el término de mi beca Fulbright-National Geographic

Yo en un campo en Tecámac, en los bordes del área urbana de la ciudad. O cosas por venir.

Estoy escribiendo esto desde una cafetería en San Francisco, bebiendo un café que compré por el mismo precio de un agradable desayuno en México. Ordené la bebida en inglés, un lenguaje que habla al menos el 75% de las personas que he escuchado en las calles. Puedo entablar convincentes conversaciones con personas extrañas. La ciudad está repleta de inmigrantes de los otros 49 estados y de innumerables países. Me siento alto, pero no tan alto como para estar seguro de que la gente se me queda mirando.

Todo esto sirve para decir que estoy de regreso en los Estados Unidos. Desde el domingo 21 [de junio], mi beca National Geographic Digital Storytelling ha terminado. Éstas son noticias tristes, al menos para mí, y quizás, con suerte, para algunos de ustedes que me han estado acompañando a través de Instagram y de este blog.

La buena noticia es que mi trabajo en y sobre la Ciudad de México aún no ha terminado. Bueno, tal vez eso no sea exactamente una “buena” noticia: significa que tengo mucho que editar, escribir y pensar, pero también significa que, después de absorber algunas de las comodidades de mi país, tendré algo más de tiempo —unos meses más— para seguir trabajando y viviendo allí. Estoy inmensamente emocionado de poder fotografiar algunos de los pocos lugares que hasta ahora se me han escapado y que creo que son importantes para dar una idea del alcance general de la expansión suburbana en la ciudad. Además, no puedo pensar en un lugar mejor en el que sumergirme para editar las 11 000 (y contando) fotografías, horas de videos e innumerables ideas vagas del proyecto.

Cuando conozco a personas que saben que estoy en Fulbright y me preguntan qué estoy investigando, les respondo que me enfoco en los procesos de desarrollo urbano en las afueras de la Ciudad de México. Cuando me preguntan, en un lenguaje más general, qué estoy “haciendo en México”, voy al grano y les digo que camino por diferentes suburbios, tomo fotografías de edificios y trato de hablar con la gente. Comparado con mis amigos académicos que, por ejemplo, inyectan genes en células de levadura o investigan nuevos materiales que serán usados por la NASA, eso escucha bastante simple. Sin embargo, como espero haber compartido y espero seguir haciéndolo en el sitio web que documenta el proyecto en el que estoy trabajando actualmente, lo que he aprendido a través de ese proceso es más de lo que podría haber esperado. Especialmente ahora que estoy de regreso en los Estados Unidos y hablo con amigos que no saben mucho sobre el mercado de la vivienda, las tendencias arquitectónicas o las estructuras políticas en México, empiezo a darme cuenta de cuánto he absorbido.

Viví aquí en la Bay Area durante gran parte de mi estancia en la universidad y en San Francisco durante aproximadamente dos años. Gracias a personas como Paul Groth, Janet Delaney, Richard Walker, Matthew Coolidge, innumerables amigos, todas las personas con las que trabajé en la producción de videos y, especialmente, las personas que dirigían el taller de bicicletas en West Berkeley, me inspiré para caminar y recorren en bicicleta más millas de esta metrópoli de las que recordaré. En una región con tal compromiso con la preservación y tal orgullo por la historia, el pasado está presente aquí: escenas de viejas películas, fotografías y escritos se pueden encontrar fácilmente de nuevo. Aquí, como en la Ciudad de México, el futuro parece ser una mezcla de crecimiento en los antiguos centros de las ciudades y —aunque menos visible, en mayor magnitud— en los márgenes frecuentemente olvidados de la ciudad. Sobre todo, aquí aprendí que, si conoces un poco de la gramática del entorno construido y te detienes a leerlo, una ciudad es un libro abierto, un registro público de su propia creación y del tiempo que ha transcurrido entre ese momento y el que uno está experimentando.

De alguna manera, por tanto, es necesario estar de regreso aquí para recordarme a mí mismo lo que he estado haciendo allí. Esa lectura, esa exploración de la ciudad es un placer, tal como para mí lo es leer una novela. Para recrear la experiencia, tendrías que ir a la Ciudad de México y vivirla de primera mano. Pero, al igual que tú, yo no puedo leer todos los libros y, además, a menudo me ha gustado más una reseña inteligente o la descripción animada de un amigo que el libro en sí. Entonces, por ahora espero que te baste mi documentación de la ciudad y mi recuento de ella, mientras continúo publicando en este blog y mientras lanzo el sitio web de mi proyecto este verano.

Finalmente, como una nota no incidental, esta semana, el 30 de junio, estaré en Washington D.C. reuniéndome con los otros cuatro becarios (¡y la afortunada nueva generación!), para una presentación pública de nuestros proyectos. ¡Todos son bienvenidos! Para aquellos que se lo pierdan, las charlas serán grabadas y estarán disponibles en línea, por lo que todos podrán ver las fotos y videos que brindan un contrapunto a este texto.

Como siempre, gracias por leerme.

Michael Waldrep, “La nueva cara de la vivienda de interés social en los suburbios de la Ciudad de México” (traduccion)

Original: Michael Waldrep, “The New Face of Government Housing in Mexico City’s Suburbs”, publicado por Michael Waldrep en Fulbright National Geographic Stories el 5 de junio de 2015.

Traducción: Grecia Monroy Sánchez (16 de 17)

*Las fotos y enlaces incluidos aquí son los que aparecen en el artículo original.

La nueva cara de la vivienda de interés social en los suburbios de la Ciudad de México

Unos excursionistas se relajan en la ladera de un cerro por encima de un vecindario del INFONAVIT que avanza sobre la Sierra de Guadalupe, al norte de la Ciudad de México. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Aunque está iniciando la temporada en la que en esta ciudad llueve todas las tardes, he estado recorriendo muchos de sus rincones durante las últimas semanas, hablando con más personas que viven en los suburbios de la Ciudad de México y fotografiando los alrededores. Esta publicación es una especie de continuación de mi experiencia de haber vivido en Galaxia, Cuautitlán. Aquí he recopilado algunas vistas de otras construcciones de interés social por toda la ciudad: casas unifamiliares producidas en masa que, a pesar de todas las apariencias, son herederas de los sueños modernistas de la ciudad en Tlatelolco y en otros lugares.

Como siempre, puedes encontrar actualizaciones más frecuentes en mi Instagram y es bien recibida toda la retroalimentación y comentarios más abajo en esta entrada.

“Ratero, sonríe, te estamos observando. Si te agarramos te linchamos”. Un cartel muy común en los suburbios de la ciudad, fotografiado aquí en Cuautitlán. Fotografía por el autor. Da click para verla más grande.
El amanecer sobre Villas de Real, un fraccionamiento en el noreste de la Ciudad de México, a lo largo de la autopista a Pachuca. Fotografía por el autor. Da click para verla más grande.
Una vista de varios vecindarios financiados por el INFONAVIT en Ixtapaluca, tomada desde un sitio arqueológico. Fotografía por el autor. Da click para verla más grande.
Una torre de agua en Geovillas Jesús María, en Ixtapaluca, lejos al este del D.F. La escasez de agua es muy común en toda esta región. Fotografía por el autor. Da click para verla más grande.
Un único desarrollo del INFONAVIT destaca de entre un mar de informales e inconclusas construcciones de concreto en Ecatepec. Fotografía por el autor. Da click para verla más grande.
Árboles jóvenes y casas sin modificaciones visibles caracterizan esta cuadra en Las Américas, Ecatepec, una de las subdivisiones más nuevas en la Ciudad de México. Fotografía por el autor. Da click para verla más grande.

Michael Waldrep, “La ciudad contemporánea en sus límites: Santa Fe, Ciudad de México” (traducción)

Original: Michael Waldrep, “The Contemporary City at its Limits: Santa Fe, Mexico City”, publicado por Michael Waldrep en Fullbright National Geographic Stories el 14 de mayo de 2015.

Traducción: Grecia Monroy Sánchez.

*Las fotos y enlaces incluidos aquí son los que aparecen en el artículo original.

La ciudad contemporánea en sus límites: Santa Fe, Ciudad de México

Santa Fe vista desde la carretera México-Toluca. Foto por el autor. Da click para hacerla más grande.

Santa Fe, localizada a 12 millas en coche (o en una arriesgada caminata a pie) desde el centro de la Ciudad de México es, dependiendo de tu perspectiva, o el área metropolitana más moderna del distrito o la más carente de carácter. Ubicada en las colinas al oeste de la ciudad, a lo largo de la autopista federal hacia la cercana ciudad de Toluca, Santa Fe está apenas conectada con las partes más antiguas de la ciudad a través de abarrotados autobuses que comparten con los automóviles el espacio de bulevares que no están adecuadamente equipados para manejar semejante cantidad de viajeros.

Las torres de departamentos y oficinas sobre la avenida Santa Fe. — Foto por el autor. Dar click para hacerla más grande.

Cerca de 200 000 personas trabajan en Santa Fe todos los días, cientos de miles de estudiantes vienen a estudiar en las universidades de la zona y un sinnúmero de personas acostumbran venir de compras a los grandes centros comerciales. Aunque algunas personas viven en las flamantes torres nuevas, para la gran mayoría de las personas, Santa Fe es sólo una parada temporal en un necesariamente largo día de trabajo.

La parada de los autobuses públicos que llevan a los trabajadores de vuelta al centro de la ciudad (y al metro) desde Santa Fe. — Foto por el autor. Dar click para hacerla más grande.

Desarrollada sobre una antigua mina de arena (que después fue un tiradero de basura), Santa Fe se desarrolló agresivamente en los años ochenta y noventa con el apoyo personal de varias autoridades del Distrito Federal y bajo la presidencia notablemente centrada en los negocios y en la privatización de Carlos Salinas de Gortari. Santa Fe padece no sólo los antes mencionados problemas de transporte, sino que también, dado que fue construida tan rápida (y caprichosamente), carece de cualquier tipo de parques públicos, caminos decentes para peatones e infraestructuras adecuadas para transportar el agua, ya sea hacia dentro o fuera del área.

Construcción continua sobre la avenida Santa Fe. — Foto por el autor. Dar click para hacerla más grande.
El complejo de oficinas y centro comercial “Samara” surge sobre tierra aún no desarrollada. — Foto por el autor. Dar click para hacerla más grande.

Leí que las oficinas centrales de Daimler-Chrysler que se encuentran en esta área estuvieron sin conexión a la red municipal de agua durante diez años, por lo que se vieron forzados a contratar el servicio de agua entregada por pipas. Éste es el primer, pero de ningún modo el único, ejemplo de cómo la élite empresarial de la ciudad en Santa Fe está obligada a entender los retos materiales de vivir en los bordes de la Ciudad de México. Del mismo modo que millones de hogares en otros accidentados e inaccesibles distritos de la ciudad, no pueden confiar en el gobierno para tener los servicios básicos.

Las constructoras luchan con los retos de construir en una pendiente. Pero mientras que en los barrios pobres lo que se haría sería mover un poco de tierra para sus pequeñas casas de concreto, en Santa Fe un lado del cerro se hace estallar, se remueve por completo y es reemplazado por una torre que se eleva desde el fondo de un barranco y se asoma sobre el borde del cañón.

“Paradox”, una lujosa torre habitacional que está siendo construida en Santa Fe. Fotografía por el autor. Da click para hacer más grande.

Santa Fe es una muestra de la realidad del desarrollo en expansión en la Ciudad de México, del mismo modo que un proyecto de vivienda financiado por el gobierno en el norte de la ciudad o que un vecindario construido informalmente en el este. Y, como toda forma de crecimiento, funciona como una especie de test de Rorschach urbano: ¿en ese crecimiento usted ve un sistema capitalista codicioso que saca provecho de la apropiación de tierras o una brillante ciudad que proporciona empleos y comodidades modernas a una ciudad que con demasiada frecuencia carece de ambos?

Todavía no estoy completamente seguro de lo que Santa Fe “significa”, si es que, de hecho, un distrito que hospeda las vidas de miles y miles de personas puede ser reducido a un único tema. (Esto se está volviendo un patrón). Sin embargo, puedo compartir un poco de historia, algunas ideas y algunas imágenes aquí para empezar.

De cara a la construcción continua, incluso los paisajes urbanos más nuevos parecen estar mal diseñados para cuestiones de drenaje. Fotografía por el autor. Da click para hacer más grande.
Santa Fe y sus alrededores, en el límite del área desarrollada de la ciudad, amenazan la existencia de grandes extensiones de terreno abierto. Fotografía por el autor. Da click para hacer más grande.
Aunque los edificios podrían estar en cualquier distrito empresarial del mundo, los tacos de canasta son propios de la Ciudad de México. Fotografía por el autor. Da click para hacer más grande.
Aunque tal vez cuando los árboles maduren se sienta diferente, actualmente el espacio peatonal de Santa Fe está dominado por amplios bulevares orientados a los automóviles. Fotografía por el autor. Da click para hacer más grande.
Este cañón, adyacente a Santa Fe, todavía no se encuentra ocupado por la construcción ni informal ni formal. Fotografía por el autor. Da click para hacer más grande.

Como siempre, siéntanse libres de seguirme en mi Instagram para ver actualizaciones fotográficas más consistentes, así como de dejar un comentario aquí con cualquier idea.

Michael Waldrep, “Exploraciones en la Ciudad de México suburbana, un trayecto fotográfico” (traducción)

Original: Michael Waldrep, “Explorations in Suburban Mexico City, a Picture Transect”, publicado por Michael Waldrep en Fulbright National Geographic Stories el 5 de mayo de 2015.

Traducción: Grecia Monroy Sánchez (14 de 17).

*Las fotos y enlaces incluidos aquí son los que aparecen en el artículo original.

Exploraciones en la Ciudad de México suburbana, un trayecto fotográfico

Una multitud en la cima del Cerro de Ehecatl, origen del nombre de Ecatepec, Estado de México. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Una multitud en la cima del Cerro Ehécatl, origen del nombre de Ecatepec, Estado de México. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

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Han pasado un par de semanas desde que escribí mi última entrada en el blog, pero durante esta ausencia pude hacer una fantástica serie de excursiones a los márgenes de la Ciudad de México. Desde recintos semi-rurales en las colinas de Tlalpan, a un sitio de ceremonias religiosas tradicionales en la cima de un cerro en Ecatepec, hasta el antiguo basurero de la ciudad que es el Borde de Xochiaca y el suburbio industrial de Tlalnepantla, he tenido la suerte de poder volver a visitar partes de la ciudad en las que ya había estado antes y de explorar otras que no conocía.

Lo que he visto recientemente es una variedad de vecindarios, tanto los construidos por los propios habitantes como los facilitados por el Gobierno, en una diversidad de terrenos y con diferentes historias cada uno. Conforme se acercan las dos últimas semanas de mi trabajo aquí, siento un poco de presión por hacer un conjunto de vistas de la diversidad de las formas de construcción en la ciudad, así como de las maneras de habitar que conforman un singular modelo de crecimiento suburbano —o peri-urbano— del área urbana. Tengo algunas ideas, por supuesto, pero no respuestas contundentes aún. Mientras continúo fotografiando, experimentado y aprendiendo de los residentes de estos diferentes espacios, espero poder seguir delineando los patrones subyacentes de esta expansión.

Por ahora, quiero simplemente compartir algunos de los lugares que he visto. Se trata de fotografías de la región más amplia de la Ciudad de México, tal como la veo, e incluyo también un mapa que ayude a localizar cada uno de estos lugares dentro del Valle de México. Para seguir más de cerca, por favor síganme en Instagram y déjenme saber lo que piensan a través de comentarios aquí en el blog.

Casas auto-construidas en Quiltepec, Tlalpan, D.F. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Casas auto-construidas en Quiltepec, Tlalpan, D.F. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Un sistema de captación de agua de lluvia instalado en una casa en Quiltepec, Tlalpan. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Un sistema de captación de agua de lluvia instalado en una casa en Quiltepec, Tlalpan. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Hogares y negocios en Santa Bárbara, Ixtapaluca. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Hogares y negocios en Santa Bárbara, Ixtapaluca. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Pirámides y el asentamiento en una ladera de Chapulines, Ixtapaluca. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Pirámides y el asentamiento en una ladera de Chapulines, Ixtapaluca. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

El Guerrero Chimalli, el símbolo de Chimalhuacán. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

El Guerrero Chimalli, el símbolo de Chimalhuacán. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Campos de fútbol en el basurero de la ciudad en el Bordo de Xochiaca, en Neza. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Campos de fútbol en el basurero de la ciudad en el Bordo de Xochiaca, en Neza. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Vías de trenes y asentamientos en los cerros, en Tlalnepantla. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Vías de trenes y asentamientos en los cerros, en Tlalnepantla. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Tardes perezosas en Tlalnepantla. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Tardes perezosas en Tlalnepantla. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

El amanecer en Las Américas, Ecatepec. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

El amanecer en Las Américas, Ecatepec. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Michael Waldrep, “Caminando hacia la ‘edge city’ corporativa de México” (traducción)

Original: Michael Waldrep, “Walking Towards Mexico’s Corporate Edge City” publicado por Michael Waldrep en Fulbright National Geographic Stories el 10 de abril de 2015.

Traducción: Grecia Monroy Sánchez (13 de 17)

*Las fotos y enlaces incluidos aquí son los que aparecen en el artículo original.

Caminando hacia la edge city corporativa de México

Carretera México-Toluca. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Carretera México-Toluca. | Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Santa Fe es la edge city corporativa de México —una zona de oficinas en rápido crecimiento a las afueras de la zona metropolitana. Localizada a lo largo de una gran carretera a las afueras de la ciudad, el lugar (aproximadamente a 12 millas, casi 20 kilómetros, desde el centro) fue alguna vez un basurero, y con una significativa inversión del gobierno federal y el de la ciudad, fue transformado en el distrito de oficinas más grande la zona metropolitana. Alberga el tercer centro comercial más grande de Latinoamérica, Centro Santa Fe, el campus principal de la prestigiosa Universidad Iberoamericana, así como las oficinas de grandes corporaciones como Grupo Bimbo, Coca-Cola, Ford, Roche y Chrysler.

Desde mi casa, Santa Fe está aproximadamente a una caminata de 10 millas (16 kilómetros), así que decidí levantarme temprano una mañana de esta semana y partir hacia allá. Más abajo hay algunas imágenes de esa caminata. En la foto aparece el bulevar más importante del centro de la ciudad, el Paseo de la Reforma, el cual está actualmente experimentando su propio boom de rascacielos.

Paseo de la Reforma. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Paseo de la Reforma. | Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Torre BBVA Bancomer, Paseo de la Reforma. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Torre BBVA Bancomer, Paseo de la Reforma. | Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Más adelante, pasé por las Lomas Virreyes, un viejo distrito residencial de élite, donde la mayor parte de la vida en las calles proviene de los guardaespaldas sentados en carros blindados, detenidos fuera de escarpados muros y cámaras de seguridad.

Lomas Virreyes. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Lomas Virreyes. | Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Lomas Virreyes. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Lomas Virreyes. | Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

El Paseo de la Reforma, el cual asciende a través del área de Lomas como un ancho bulevar, converge después con otro de los principales accesos a Santa Fe, la avenida Constituyentes, para luego convertirse en la carretera México-Toluca. El espacio para el peatón es tan poco, por decir lo menos, que se llega a un punto en el que las banquetas desaparecen y los viajeros menos afortunados que no tiene coche (aproximadamente el 80% de los habitantes de la ciudad) tienen que esperar sobre la carretera, entre el sofocante humo de los escapes de los autos, el intermitente servicio de autobús. Yo intenté caminar la vía entera pero, al menos por esta ruta, esto se volvió casi un peligro de muerte.

Carretera México-Toluca. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Carretera México-Toluca. | Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Carretera México-Toluca. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Carretera México-Toluca. | Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Carretera México-Toluca. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Carretera México-Toluca. | Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Después de subirme a un autobús por lo que fue quizás la última milla del viaje (1.6 kilómetros), finalmente llegué a Santa Fe. Esta experiencia será el tema de la siguiente publicación del blog.

Centro Santa Fe. —Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Centro Santa Fe. | Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Michael Waldrep, “Las ciudades desconocidas de México: Naucalpan y Ecatepec” (traducción)

Original: Michael Waldrep, “Mexico’s Unknown Cities: Naucalpan and Ecatepec” publicado por Michael Waldrep en Fulbright National Geographic Stories el 2 de abril de 2015.

Traducción: Grecia Monroy Sánchez (12 de 17)

*Las fotos, videos y enlaces incluidos aquí son los que aparecen en el artículo original.

Las ciudades desconocidas de México: Naucalpan y Ecatepec

El Distrito Federal de la Ciudad de México es la unidad administrativa más grande del país. De los 22 millones de residentes del área metropolitana, 8.8 millones viven en el D.F. Si preguntáramos a los mexicanos cuál es la “segunda ciudad” más importante del país, la subcampeona en términos de población, la mayoría seguramente diría que Monterrey o quizás Puebla o Guadalajara. Aunque Guadalajara es, de hecho, la segunda zona metropolitana más grande de México, el segundo municipio más grande del país es Ecatepec —un creciente, multifacético distrito de la Ciudad de México. Más de 1.6 millones de personan viven en Ecatepec; otros 350,000 viven en el adyacente Tecámac. Naucalpan, otra ciudad que está unida al D.F. es hogar de cerca de 800,000 residentes (incluyendo a los de la ya antes mencionada Ciudad Satélite).

No tengo ninguna intención especial al poner estas imágenes en un mismo paquete. Acaso, más que nada, en lo que coinciden es que todas fueron tomadas en el Estado de México —ésa creciente zona de influencia de la Ciudad de México— y en que las hice en los últimos siete días. Lo que resulta más crucial para mí es que en los diferentes municipios alrededor del Distrito Federal hay una inmensa diversidad en la forma arquitectónica de los barrios. Incluso en sectores determinados, como las viviendas de interés social promovidas por el gobierno, las casas evolucionan a diferentes ritmos y su cambio es evidente. Una típica calle te puede parecer difícil hasta que pasas al siguiente barrio y te encuentras con toscos caminos de tierra, oscurecidos por una maraña de cables de electricidad improvisados. Algunas de las casas nuevas son bonitas, con jardines bien cuidados y modernas comodidades. Dado que Ecatepec tiene más población que cualquier ciudad de Estados Unidos (con excepción de las cuatro más grandes), es de esperarse una manifiesta diversidad de estilos, vivencias y experiencias.

Gracias a Brenda Bernaldez de la Biblioteca Benjamín Franklin, un proyecto del Departamento de Estado aquí en la Ciudad de México, he tenido el placer de conocer un buen número de profesores por toda el área metropolitana. Karina, quien fue tan generosa como para llevarme a Neza la semana pasada, fue una de ellas, y esta semana estoy compartiendo algunas fotografías de cuando estuve en otros de los grandes municipios del Estado de México. Muchas gracias a Rolando y a Jaffid por llevarme a conocerlos.

Real del Valle, Tepexpan.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Real del Valle, Tepexpan.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Naucalpan.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Naucalpan.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Naucalpan.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Naucalpan.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Acolman.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Acolman.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Los Héroes, Tecámac.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Los Héroes, Tecámac.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Los Héroes.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Los Héroes.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Las Américas, Ecatepec.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Las Américas, Ecatepec.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Vista desde Remedios, Naucalpan.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Vista desde Remedios, Naucalpan.—Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Michael Waldrep, “Escenas de Neza: la ciudad mexicana que se hizo a sí misma” (traducción)

Original: Michael Waldrep, “Scenes from Neza: Mexico’s Self-Made City” publicado por Michael Waldrep en Fulbright National Geographic Stories el 26 de marzo de 2015.

Traducción: Grecia Monroy Sánchez (11 de 17)

*Las fotos, videos y enlaces incluidos aquí son los que aparecen en el artículo original.

Escenas de Neza: la ciudad mexicana que se hizo a sí misma

Ciudad Nezahualcóyotl es el asentamiento informal prototípico de la zona metropolitana de la Ciudad de México. Construida en la frontera del Distrito Federal con el Estado de México, Neza —como comúnmente se le conoce—, tiene un espacio importante en el imaginario de la ciudad. Desde sus comienzos como un asentamiento ilegalmente desarrollado, planeado y construido en los años cuarentas, Neza ha sido una poderosa imagen del urbanismo de “auto-construcción” o, más bien, “informal”. Un par de mis compañeros becarios de Fullbright, David Adler y Paulina Reyes, han estado escribiendo sobre la valorización, desde afuera, de la arquitectura informal. El hecho de haber conocido recientemente Neza me ha inspirado a hacer esto también.

Una casa típica en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Una casa típica en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

El desarrollo de Neza es complejo y merecería una historia más larga que ésta, pero algunas cosas sí que están claras. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, hubo un flujo de inmigrantes a la ciudad de México, quienes empezaron a abarrotar las viviendas del centro de la ciudad, las cuales aún recordaban al Nueva York de principios de siglo. Donde hay una necesidad, hay un medio y en la Ciudad de México de ese momento, eso significaba que había una compañía constructora operando libremente, subdividiendo la tierra que no tenían derecho legal para vender.

Espacio público en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Espacio público en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Ellos tenían la capacidad de vender y las familias que desesperadamente buscaban una casa propia tenían la capacidad de comprar, pues Neza fue construida en un terreno que ni siquiera existía en 1900. Aunque gran parte del conjunto de lagos sobre el que había flotado la ciudad prehispánica ya se había secado, el lago de Texcoco, al este del centro de la ciudad, era aún un cuerpo de agua ya bien entrado el siglo XX. Cuando la tierra del fondo —alcalina y compacta— había emergido por completo para la década de los años cuarenta, no era claro quién era su propietario. Repitiendo el mismo patrón hasta el presente, la tierra sería ocupada mediante diversos medios no oficiales y lentamente se transformaría en una pieza funcional del área metropolitana. Hoy, Neza es el décimo municipio más grande de México, con 1.1 millones de residentes.

Cabeza de Coyote, una escultura en el centro de Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Cabeza de Coyote, una escultura en el centro de Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Aunque los desarrolladores dispusieron una red de calles y anunciaron para su venta parcelas delineadas, los residentes se mudaron antes de que hubiera infraestructura. Incluso conforme la población aumentaba rápidamente en los años sesenta, gran parte de la zona aún no contaba con conexiones para la electricidad, agua limpia ni servicio de drenaje. Lo que mi compañero David refiere como la “banalidad de la pobreza” en los vecindarios en los que él ha trabajado —a propósito de la rutina diaria de la clase trabajadora de la Ciudad de México—, en la Neza de esa época se hubiera referido a la contratación de pipas de agua, a las conexiones piratas de energía eléctrica y a la lenta construcción de las ahora ubicuas casas de concreto de 2 o 3 pisos.

Un motociclista en Ciudad Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Un motociclista en Ciudad Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

La concepción de David de esta “banalidad” se entiende como un contrapunto de la especie de versión romántica, tipo Slumdog millonaire, que hacen los planeadores urbanos y arquitectos de lo que frecuentemente se nombra como un “barrio bajo” (slum). Paulina trae a cuenta el Urban-Think Tank y la premiada investigación de Justin McGuirk’s sobre la famosa Torre David en Caracas, una torre de oficinas incompleta que fue reutilizada como vivienda por los pobres organizados de aquella ciudad. (Cabe aclarar que yo mismo he trabajado con el Urban-Think Tank, aunque no en ese proyecto). El problema sería, por supuesto, que cuando los que nos dedicamos a los campos de la planeación y el diseño nos impresionamos por las innovaciones del diseño de las comunidades marginales, ignoramos también sus retos reales, sus continuas luchas. Nos deleitamos con su ingenio como respuesta a la negligencia del gobierno, pero haciendo esto —se podría argumentar— justificamos ésta última.

Una casa en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

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Debo disentir con este tren de pensamiento, especialmente cuando nos lleva a esta aparentemente lógica conclusión, la cual David insinúa en el cierre de su trabajo. Estoy de acuerdo con que hay “peligros reales al […] demoler los barrios bajos sólo para construir feas y poco funcionales viviendas públicas”, pero discuto la idea de que los peligros de la “estética de la pobreza” sean “incluso mayores” o que ellos conlleven a “ignorar las peticiones de los pobres”. Esto presupone que nosotros, como foráneos de estas comunidades (y frecuentemente también de los países en los que éstas se ubican), estamos obligados a intervenir arquitectónicamente en las casas de estas personas. Creo que los asentamientos informales más viejos de la Ciudad de México demuestran que, después de un tiempo, ellos pueden tener éxito sin nosotros.

Una famosa imagen de Neza en la década de 1960, tomada por el fotógrafo Héctor García

Una famosa imagen de Neza en la década de 1960, tomada por el fotógrafo Héctor García.

Durante mucho tiempo, Neza ha luchado por sus necesidades básicas: la provisión de servicios. Es vergonzoso para un gobierno permitir que cientos de miles de residentes vivan al lado de un canal abierto que sirve como drenaje. A escala arquitectónica, sin embargo, permitirles participar en la construcción y diseño de sus casas, aunque no sea perfecto, es más bueno que malo. Al caminar por Neza, la diversidad de las formas de construir refleja las numerosas necesidades de sus residentes, así como su habilidad de moldear construcciones que satisfagan esas necesidades. Mientras pocos ahora proponen la imposición de bloques de viviendas modernistas para reemplazar la vivienda informal de los barrios bajos —tal como los arquitectos, planeadores y diseñadores urbanos hicieron una y otra vez a lo largo del siglo XX—, las economías del movimiento de vivienda de escala de la era contemporánea ha demostrado ser igualmente inconveniente.

Una casa en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Una casa en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Mi casa en Cuautitlán, como los cientos de miles de unidades desarrolladas por la agencia gubernamental Infonavit en conjunto con grandes firmas de construcción y diseño, es un claro intento de proveer una alternativa a la construcción “autónoma” de las periferias de la Ciudad de México. Su aspiración parece ser aquella existencia clasemediera que David señala en su texto: una casa, una televisión. Las casas del Infonavit son baratas y, aunque están limitadas a los trabajadores del sector formal —aquellos cuyo trabajo es reconocido por el gobierno y del que pagan impuestos—, están disponibles para millones. Aun así, a lo largo de todo el país, al menos 400 mil casas del Infonavit están vacías, abandonadas por sus arrendatarios o nunca vendidas. Sus diseños de molde, su usualmente triste reino urbano y la planeación que ha llevado a que se construyan en las regiones más lejanas de las ciudades, han mostrado ser un rotundo fracaso. Además, incluso en los vecindarios que están habitados y son relativamente exitosos, un proceso de informalización —una personalización del plan “maestro”— rápidamente toma forma, tal como he observado en mi ex fraccionamiento en Galaxia.

Una casa decorada en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Una casa decorada en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Neza, después de casi 70 años de historia, se siente como una parte cualquiera de la ciudad. Es banal, en ese sentido, pero yo argumentaría que eso es un éxito. Un largo proceso de organización de los residentes y un eventual apoyo del gobierno han sido exitosos para conectar las casas con los servicios de la ciudad. Muchas de las casas lucen terminadas; es sorprendente cómo un poco de yeso y pintura pueden hacer que un bloque gris de concreto se vea como una casa de cualquier otra parte de la ciudad. Ahora Neza tiene tranquilas calles con casas en lo que alguna vez fue el borde de la ciudad. Después de una larga historia de regularización de infraestructura y títulos de tierras, es normal en sus propios términos.

Una casa en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Una casa en Neza. Fotografía por el autor. Da click para hacerla más grande.

Cada vecindario, cada casa debería ser estetizada, si por eso se entiende observada, investigada, quizás fotografiada, y más que nada, algo de lo que se puede aprender. Es un asunto de respeto, yo diría, reconocer las hazañas del diseño donde sea que éstas provengan. Si surgen de la pobreza o de la desesperación, entonces las raíces de esa desigualdad demandan ser tomadas en cuenta, aunque quizás no por los diseñadores. Perpetuar esas desigualdades al no proveer los servicios a los que los necesitan es abominable. Pero confundir la arquitectura informal con sus causas es un error. Negar su mérito, su habilidad para proveer una base para la mejora propia, sería una falla de nuestra parte. Finalmente, aunque está lejos de ser la necesidad más urgente de la mayoría de los residentes, ignorar lo que la informalidad ha hecho para empoderar en el diseño de su propio espacio a los privados de derechos sería una grave pérdida de oportunidad.

Michael Waldrep, “El ocaso en Tlatelolco: viviendas modernistas y las semillas de los suburbios” (traducción)

Original: Michael Waldrep, “Twilight in Tlatelolco: Modernist Housing and the Seeds of Suburbia” publicado por Michael Waldrep en Fulbright National Geographic Stories el 13 de marzo de 2015

Traducción: Grecia Monroy Sánchez (10 de 17)
*Las fotos incluidas aquí son las que aparecen en el artículo original.

El ocaso en Tlatelolco: viviendas modernistas y las semillas de los suburbios

El tráfico avanza rápidamente por Tlatelolco a través del Eje Central. Fotografía de Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

El tráfico avanza rápidamente por Tlatelolco a través del Eje Central. Fotografía de Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Como espero haber señalado en mis publicaciones de las últimas semanas, el desarrollo habitacional que el gobierno fundó en Tlatelolco en 1964 es, por mucho, el proyecto de vivienda más ambicioso en la historia mexicana. En cuanto a caso aislado, su alcance no ha sido nunca igualado. En 1968, tan sólo cuatro años después de su fundación, su Plaza de las Tres Culturas sería lugar de una terrible masacre de estudiantes manifestantes por parte del gobierno, y en 1985 las viviendas de concreto sufrieron algunos de los peores daños como consecuencia del terremoto de ese mismo año. Estos dos eventos —tanto uno natural como otro profundamente antinatural— demolieron los paisajes políticos y sociales de la ciudad, y la llevaron a tener un flujo mayor de residentes a los suburbios. Conforme este movimiento suburbano continuó acelerándose a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, muchas de sus raíces se fueron expandiendo a partir del gran experimento aquí.

Ruinas prehispánicas, una iglesia del siglo XVII y viviendas modernistas en la Plaza de las Tres Culturas. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Ruinas prehispánicas, una iglesia del siglo XVII y viviendas modernistas en la Plaza de las Tres Culturas. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Muchos edificios colapsaron en 1985, matando a cientos de residentes, mientras que otros tuvieron que ser demolidos como consecuencia del sismo. El desarrollo fue evacuado y, poco a poco, conforme los edificios iban probando ser seguros para volver a ser habitados, la vida comenzó de nuevo en Tlatelolco. Actualmente, el vecindario alberga a 40 mil residentes, lo que es tan sólo la mitad de los que tuvo en su momento más álgido. Hoy, los edificios están envejecidos y gran parte del espacio público se encuentra sin mantenimiento. Sin embargo, los beneficios del diseño original son palpables: la tranquilidad de estar lejos de calles ajetreadas, así la amplitud de los espacios públicos para hacer deportes o para estar con tus amigos, sólo cruzando tu puerta. La cantidad de luz y aire que Mario Pani y su equipo de arquitectos dispusieron para los residentes no tiene nada que ver con las raíces de la ciudad en el Centro.

Un espacio abierto en Tlatelolco. Fotografía por Michael Waldre. Da click para hacerla más grande.

Un espacio abierto en Tlatelolco. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Un peatón mira el tráfico en el anochecer desde el proyecto de vivienda. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Un peatón mira el tráfico en el anochecer desde el proyecto de vivienda. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Los vínculos de todo esto con mi investigación sobre la urbanización en los márgenes de la ciudad son profundos. Como iniciativa del presidente Miguel Alemán y a raíz del especial esfuerzo de Mario Pani en Tlatelolco, el gobierno mexicano fundó en 1972 el INFONAVIT, una agencia federal que, por décadas, construiría cientos de proyectos de vivienda similares a Tlatelolco—sólo que a escala reducida—, muchos de ellos en el D.F. En la década de 1990, el INFONAVIT dejaría el negocio del diseño y la construcción, optando mejor por pagar a desarrolladores privados para construir viviendas asequibles, a manera de lejanas y, predominantemente, unifamiliares viviendas en los márgenes de la ciudad, tal como mi antigua casa en Cuautitlán. Pani estaba trabajando ya, incluso antes de que la construcción de Tlatelolco quedara terminada, en diseños para los suburbios unifamiliares de clase alta en Satélite. En cierto modo, las semillas tanto de la contemporánea vivienda privada —adinerada— como de la gubernamental —subsidiada— se encuentran en Tlatelolco, aunque sus estilos arquitectónicos tengan poco que ver con los monumentales edificios que aún podemos ver.

Los automóviles, tanto en movimiento como estacionados, son empujados a las orillas de las tres secciones del desarrollo. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más larga.

Los automóviles, tanto en movimiento como estacionados, son empujados a las orillas de las tres secciones del desarrollo. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más larga.

Si Tlatelolco no hubiera sido el sitio de una dolorosa tragedia nacional o si sus específicas técnicas de construcción no hubieran probado ser inadecuadas ante la destrucción de 1985, quizás la idea no hubiera sido totalmente abandonada. Aunque los edificios habitacionales así planeados parecen haber perdido popularidad en todo el mundo, la idea ha hecho mucho por las ciudades; por ejemplo, Stuyvesant Town en New York sigue siendo un asiento para la clase media de Manhattan, y la vivienda social en Londres ha tenido muchos defensores. Incluso los estereotípicamente pobres y disfuncionales proyectos de vivienda financiados por el gobierno en Estados Unidos no pueden ser descartados. Es difícil imaginar que en este año 2015 el gobierno esté construyendo viviendas —con arquitectos vanguardistas, ni más ni menos— en los márgenes de la ciudad, pero si tomamos en cuenta el caso de Tlatelolco, un monumento de un movimiento ambicioso del gobierno mexicano, no resulta imposible.

Un edifico que alberga a cientos de residentes atrapa las últimas luces del día. Fotografía por Michael Waldrep.

Un edifico que alberga a cientos de residentes atrapa las últimas luces del día. Fotografía por Michael Waldrep.

Agradezco a Alfred por este viaje de campo y, como siempre, revisen mi Instagram para seguir más de cerca lo que pasa entre un post y otro.

Michael Waldrep, “Tlatelolco y el sueño modernista en la Ciudad de México” (traducción)

Original: Michael Waldrep, “Tlatelolco and the Modernist Dream in Mexico City” (publicado por Michael Waldrep en Fulbright National Geographic Stories el 6 de marzo de 2015).

Traducción: Grecia Monroy Sánchez (9 de 17)
*Las fotos y vínculos incluidos aquí son los mismos que en la entrada original.

Tlatelolco y el sueño modernista en la Ciudad de México

Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Oficialmente llamado Conjunto Urbano Presidente Adolfo López Mateos de Nonoalco Tlatelolco (¡uf!), la zona de Tlatelolco es actualmente un fascinante vestigio del pasado modernista del México de mediados de siglo y —lo que me gusta incluso más— una visión de un futuro que pudo haber sido. Mientras sigo en mi intento por entender la cara actual de la urbanización a las orillas de la Ciudad de México, me parece cada vez más que una perspectiva útil se encuentra en los prototipos de vivienda del pasado de la ciudad.

El atardecer sobre el conjunto habitacional en Tlatelolco. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

El atardecer sobre el conjunto habitacional en Tlatelolco. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Aunque actualmente se localiza cerca del centro de la ciudad, antes de la Conquista Tlatelolco era un reino separado, pero aliado a Tenochtitlán —la principal ciudad del México Prehispánico—, y fue el sitio de un inmenso mercado. Para el siglo XX, gran parte del sitio fue ocupado por un gigantesco patio de trenes conectado a la estación Buenavista. Como en Philadelphia y, más recientemente, en New York, una gran extensión de tierra, de un único propietario, es irresistible a los ojos de un gobierno que busca remodelar la ciudad.

Un residente fuma en el espacio común de su edificio en Tlaltelolco. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Un residente fuma en el espacio común de su edificio en Tlaltelolco. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Después de la Segunda Guerra Mundial, bajo el mandato del presidente de avanzada Miguel Alemán Váldes, y de cara a una oleada de migrantes a la ciudad, el gobierno se puso a construir un ejemplo de lo que debió haber sido visto como la vivienda del futuro. Tan sólo una pequeña caminata al centro de la ciudad por el Eje Central Lázaro Cárdenas, proyectaría la imagen, labrada en concreto, de casas limpias, ordenadas y decentes. Bajo la influencia de los entonces radicales diseños del arquitecto suizo Le Corbusier —como la Unité d’Habitación en Marsella (y otras reiteraciones similares en otros lugares)—, Alemán le había encargado ya al arquitecto Mario Pani el desarrollo de grandes conjuntos de viviendas en otros sitios que eran propiedad del gobierno en la Ciudad de México.

A diferencia de la mayoría de los conjuntos de vivienda en Estados Unidos, las plantas bajas de los edificios de Tlatelolco están llenos de comercios. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

A diferencia de la mayoría de los conjuntos de vivienda en Estados Unidos, las plantas bajas de los edificios de Tlatelolco están llenos de comercios. Fotografía por Michael Waldrep. Da click para hacerla más grande.

Terminado en 1964, Tlatelolco volvió visible, para gran parte de la ciudad —desde la altura suficiente,— una amplia franja de terreno. El desarrollo de Pani era una pequeña ciudad, con 80 000 residentes, servicios públicos, comercios e, incluso, las ruinas conservadas de unas estructuras prehispánicas que fueron descubiertas durante el proceso de construcción. En ese momento, la promesa de vivienda moderna y una época triunfal para la arquitectura y el diseño urbano parecían incipientes. Sin embargo, como trataré en mi entrada de la próxima semana —y como la arquitectura de las orillas de la ciudad parece demostrar— hay razones para que una ciudad inspirada en Tlatelolco nunca haya llegado a ser realidad.